Marcando el rumbo hacia la humanización del parto: la cesárea natural
La cesárea natural es una alternativa para todas aquellas mujeres en las que el parto vaginal está contraindicado o tienen una cesárea programada, y que permite humanizar la atención al parto y hacer de la experiencia quirúrgica un proceso más respetuoso para la madre y para el bebé.
Cuando pensamos en un parto muy probablemente nos venga a la mente la imagen de un parto vaginal sin complicaciones en el que justo después del nacimiento la madre puede reunirse con su bebé y hacer el contacto piel con piel. No obstante, no siempre se cumple esta imagen puesto que hay casos en los que un parto vaginal no es posible y se debe recurrir a la cesárea. Esta práctica no deja de ser una intervención quirúrgica que, según el informe Atención perinatal en España: análisis de los recursos físicos, humanos, actividad y calidad de los servicios hospitalarios, en España se practica en un 21,8% de los nacimientos, siete puntos por encima de lo máximo estipulado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En ocasiones, la cesárea se traduce como un procedimiento poco respetuoso con las necesidades de las madres y de los bebés. Puesto que el parto vaginal no siempre es viable y con la intención humanizar la atención al parto, la Fundación Jiménez Díaz ha empezado a implementar una opción llamada cesárea natural, cuyo objetivo es hacer de los nacimientos por cesárea experiencias más respetuosas.
El aspecto central de este procedimiento es la mayor participación e implicación de los progenitores en el nacimiento de su hijo/a y la aplicación del protocolo piel con piel con la madre inmediatamente después del nacimiento. Además, con la cesárea natural la forma en la que se extrae al bebé es más lenta, con la finalidad de imitar un parto vaginal, al mismo tiempo que la madre también puede ver nacer a su bebé. En una cesárea convencional el cordón umbilical se corta muy rápido, en cambio, en la natural el corte del cordón umbilical se retrasa todo lo posible para permitir que la sangre fetal se mueva hacia el cuerpo del bebé, proceso relevante para la oxigenación y para las reservas de hierro. Es más, en una cesárea convencional, el contacto piel con piel y el inicio de la lactancia materna dentro de los primeros 30 minutos recomendados por la OMS y UNICEF son extremadamente difíciles de conseguir. En este sentido, la cesárea natural es una alternativa que permite la aplicación de esta recomendación de manera mucho más probable.
Según el Dr. Manuel Duárez Coronado, especialista del Servicio de Obstetricia y Ginecología del citado hospital, “incorporamos las buenas prácticas aprendidas del parto vaginal al nacimiento por cesárea”. Además, añade “la madre está más estable desde el punto de vista hemodinámico, lo que favorece el puerperio, reduce el dolor intra y postoperatorio y hace que el útero se contraiga más fácilmente”.
¿En qué casos está indicada la cesárea natural?
Este procedimiento no es sustitutivo del parto vaginal, opción que sigue siendo la más recomendada y segura en las mujeres que se encuentran en condiciones para dar a luz de esta manera. Solamente es posible cuando el parto vaginal está contraindicado, cuando la cesárea se tiene que programar o en casos en los que hay bajo riesgo, tanto quirúrgico como anestésico, y el bienestar fetal está garantizado.
La cesárea natural tiene como objetivo mejorar la experiencia quirúrgica y humanizar la atención al parto, motivo por lo que se incorporó en la cartera de servicios de la Fundación Jiménez Díaz a finales de 2019, cuando se publicó una gran cantidad de evidencia que demuestra la seguridad y beneficios de este tipo de práctica.
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