¿Podrían las experiencias adverses durante la infancia incrementar el riesgo de aborto espontáneo?
La revista Human Reproduction ha publicado un trabajo en el que se pone de manifiesto la vía por la que las experiencias adversas durante la infancia actúan como un factor de riesgo para el aborto espontáneo. Esta relación podría explicarse por los efectos del estrés sobre el desarrollo del cerebro y por la disregulación de los sistemas neuroendocrino e inmunológico.
El aborto espontáneo se define como la finalización del embarazo antes de las 24 semanas de gestación, al tiempo que es la complicación más frecuente del embarazo. La causa de los casos en los que se sufren abortos espontáneos recurrentes es desconocida, a pesar de que la evidencia revela que las anormalidades cromosómicas y las alteraciones genéticas son las responsables del 50-70% de los abortos espontáneos antes de la décima semana de embarazo.
El desgaste producido por el aborto espontáneo, junto con la etiología incierta, hace que sea de primera necesidad explorar los factores de riesgo que están implicados en este hecho. El conocimiento de los procesos patológicos podría llevar a una mejor identificación de los objetivos terapéuticos y de prevención, a fin de reducir la incidencia de casos de abortos espontáneos.
A parte de las anormalidades cromosómicas y las alteraciones genéticas se han estudiado más factores que pueden influir, como los comportamentales, los psicosociales y los relacionados con el estrés y bienestar maternos. En cuanto al estrés se ha comprobado que es un factor que contribuye al aborto espontáneo, aunque no está considerado como una causa directa del mismo.
Siguiendo este hilo, la literatura disponible muestra que el papel de las experiencias adversas durante la infancia, descritas como episodios de abuso y disfuncionalidad en el ámbito familiar durante esta primera etapa de la vida, presentan efectos negativos sobre la salud física y psicológica, al mismo tiempo que se han asociado con diversas consecuencias sobre la salud reproductiva. Las experiencias adversas durante la infancia se han asociado con nacimientos prematuros y complicaciones durante el embarazo. Sin embargo, la relación entre estas experiencias y el aborto espontáneo no se ha estudiado adecuadamente, por lo que los autores pretenden poner en valor la asociación entre las experiencias adversas durante la infancia y el riesgo de padecer un aborto espontáneo en mujeres inglesas.
Selección de la muestra y recogida de datos
Para llevar a cabo la investigación se seleccionaron 2.795 mujeres mayores de 55 años procedentes del English Longitudinal Study of Aging (ELSA), el cual ofrece una muestra representativa de adultos ingleses para poder desarrollar trabajos en el campo de la epidemiología.
Una vez seleccionada la muestra se evaluaron las experiencias adversas durante la infancia de manera retrospectiva. Las experiencias adversas que se incluyeron fueron las siguientes: (1) haber pasado la mayor parte de la infancia en una familia monoparental con la madre, (2) haber vivido con padres adoptivos o en instituciones encargadas de menores, (3) separación de la madre durante más de 6 meses antes de los 16 año edad, (4) haber sido víctima de agresiones físicas antes de los 16 años, (5) haber sido víctima de violencia de género, (6) haber sufrido abuso físico por parte de los padres antes de los 16 años, (7) padres con trastorno por consumo de sustancias tóxicas o con enfermedad mental y (8) haber presenciado discusiones de los padres muy frecuentemente antes de los 16 años. Para determinar cuántas experiencias adversas durante la infancia habían sufrido las participantes se les pidió que respondieran con: 0, 1, 2 o ≥3.
Los abortos espontáneos se registraron mediante la historia reproductiva auto-reportada. A las participantes se les indicó que tuvieran en cuenta los embarazos que habían resultado exitosos, los abortos espontáneos y los embarazos que habían resultado con una pérdida perinatal. Las respuestas se categorizaron de tres maneras: no aborto espontáneo, uno o más abortos espontáneos o abortos espontáneos recurrentes.
Además, se controlaron variables como el año de nacimiento de la madre, la edad de la primera menstruación, el estatus socioeconómico de la familia durante la infancia y edad adulta, el nivel educativo, si eran o no fumadoras, el Índice de Masa Corporal (IMC) y la paridad, según si habían tenido 0, 1, 2, o ≥3 hijos, a fin de evitar sesgos y resultados inconsistentes.
Las experiencias adversas durante la infancia aumentan el riesgo de aborto espontáneo
El principal hallazgo de este estudio es que, en comparación con las que no habían pasado por experiencias adversas durante la infancia, las que reportaban como mínimo 3 de estas experiencias eran dos veces más propensas a padecer un aborto espontáneo a lo largo de su vida y tres veces más propensas a experimentar abortos espontáneos recurrentes. Del mismo modo, experiencias adversas como el abuso físico y sexual fueron se asociaron con un riesgo elevado de aborto espontáneo. Finalmente, se encontró que la separación del hijo de la madre durante más de seis meses antes de los 16 años estaba relacionada con un mayor riesgo de experimentar un aborto espontáneo, aunque dicha asociación no alcanzó a ser significativa.
Igualmente, el perfil de las mujeres que pasaron por experiencias adversas durante la infancia se caracteriza por tener un nivel socioeconómico bajo (tanto en la infancia como en la edad adulta), propensión a ser fumadora, tener un inicio de la menstruación muy precoz (antes de los 10 años) o muy tardío (después de los 16 años), y no tener hijos o tener más de tres.
Los trabajos anteriores que han estudiado la relación entre las experiencias adversas durante la infancia y el riesgo de aborto espontáneo son escasos y con resultados inconsistentes, probablemente debido a la metodología empleada. En cambio, la presente investigación ha utilizado el estudio ELSA, el cual recoge una muestra representativa de la población, hecho que permite que los resultados de este trabajo sean generalizables. Además, la utilización de experiencias adversas durante la infancia que han sido empleadas y validadas por estudios anteriores en este campo hace que el actual trabajo pueda ser replicado en el futro. No obstante, también se pueden apreciar limitaciones, como es el no disponer de registros médicos que permitan asegurar los embarazos exitosos y abortos espontáneos que han experimentado las participantes.
Los mecanismos subyacentes a los hallazgos
El principal factor de riesgo para el aborto espontáneo es la avanzada edad materna. Sin embargo, este motivo no explicaría los hallazgos, ya que todas las participantes afirmaron haber tenido los abortos espontáneos antes de los 35 años.
La literatura también propone a los hábitos no saludables como buenos candidatos para explicar los resultados obtenidos. Por el contrario, lo que se pudo observar fue que ni el IMC, como medida de obesidad, ni el hecho de haber sido fumadora explicaban las asociaciones encontradas.
Aun así, cuando se puso el foco sobre las experiencias adversas durante la infancia y el efecto estresor sistemático que ejercen sobre el desarrollo del cerebro y la consecuente disregulación de los sistemas neuroendocrino e inmunológico, se hipotetizó que estas experiencias pueden estar directamente relacionadas con el aborto espontáneo a través de una vía biológica. La existencia de un efecto biológico directo es la explicación más plausible dadas las asociaciones entre las experiencias adversas durante la infancia y las consecuencias sobre la salud reproductiva.
A modo de conclusión, los resultados obtenidos contribuyen a conocer los procesos patológicos que conducen al aborto espontáneo. Por un lado, dichos resultados deben ser interpretados con cautela, ya que se trata de un estudio observacional, pero por el otro lado, pueden ser usados para mejorar la práctica clínica a través del a correcta identificación de las mujeres con más riesgo a padecer abortos espontáneos.