El impacto psicológico y el apoyo social en gestantes durante el confinamiento por la pandemia de la COVID-19

// Salud Mental Perinatal
El confinamiento durante los primeros meses de la pandemia en España ha incrementado la presencia de síntomas de ansiedad y depresión entre las gestantes. Además, las embarazadas con escaso apoyo social presentan un mayor riesgo de desarrollar la psicopatología anteriormente mencionada.

Desde que en diciembre del 2019 se detectaron los primeros casos de infección por SARS-CoV-2 en Wuhan (China), el virus inició una rápida expansión, primero en el país asiático y luego, en el resto del mundo. El 14 de marzo de 2020 el gobierno español decretó el estado de alarma y dos días más tarde, el 16 de marzo, se inició el confinamiento domiciliario de toda la población, el cual duró 98 días. Esta es la primera experiencia de una emergencia global causada por un virus vivida en el estado español, la cual ha acarreado una situación de incertidumbre que aún persiste a día de hoy, así como consecuencias adversas para la salud mental de la población. La cuarentena es un estresor que se asocia a sintomatología propia del trastorno por estrés postraumático (TEPT) y de la depresión, aunque cabe destacar que no esta no es una situación comparable a un confinamiento nacional.

Las gestantes son un grupo de la población especialmente vulnerable durante la pandemia, puesto que la inicial falta de evidencia sobre los posibles efectos del virus sobre el embarazo, el feto o los potenciales efectos teratogénicos de los antivirales, son factores de riesgo adicionales que aumentan la probabilidad de desarrollar trastornos mentales, más allá del riesgo que supone el propio confinamiento. La prevalencia de los trastornos de ansiedad en la población general es del 13,6%, aumentando hasta un 15,2% durante el embarazo. El mismo fenómeno se observa en el caso de la depresión mayor, la cual tiene una prevalencia de 2,8% en la población general, pudiendo aumentar hasta el 12,8% durante la gestación.

En situaciones previas similares, como la epidemia del año 2003 causada por el síndrome respiratorio severo-agudo (SARS-CoV-1), el embarazo actuó como un factor que empeoró el curso clínico y el pronóstico de la enfermedad. En el brote del virus Zika del año 2016, como resultado de la transmisión vertical se observaron malformaciones en el sistema nervioso central del bebé.

Siguiendo este hilo, los estresores durante el embarazo, como los eventos psicológicos traumáticos, el bajo nivel socioeconómico y la presencia de depresión y/o ansiedad, se asocian a peores resultados obstétricos y de desarrollo del bebé, incluyendo un mayor riesgo de nacimiento prematuro, de retraso en el desarrollo cognitivo, de cambios en la estructura y conectividad del cerebro, de diferencias a nivel comportamental y motor durante la infancia y de alteraciones psicopatológicas en la edad adulta.

Por estas razones y por la falta de evidencia sobre el impacto del confinamiento por SARS-CoV-2 en población española, el objetivo de este estudio es explorar los síntomas de ansiedad y depresión de las gestantes durante el confinamiento por la pandemia de la COVID-19, así como detectar los factores de riesgo para la aparición de dichos síntomas, a fin de poder implementar estrategias de atención sanitaria tempranas. Como objetivo secundario, este estudio pretende comparar los síntomas de depresión y ansiedad causados por el confinamiento en función del trimestre de gestación en el que se encuentra la mujer.

El making off del estudio

El presente estudio se llevó a cabo en el Hospital Universitari Vall d’Hebron de Barcelona (España), con un período de reclutamiento comprendido entre el 27 de marzo y el 4 de mayo de 2020. En el estudio participaron 217 gestantes que acudieron al centro hospitalario para sus visitas antenatales, la mayoría de ellas con un nivel socioeconómico bajo. Cabe destacar que el único criterio de exclusión que se consideró fue la dificultad para comprender español.

La evaluación de las variables de estudio se realizó mediante cuestionarios que en el 88,9% de los casos se respondieron por escrito en el mismo centro sanitario durante las visitas antenatales, en el 6,7% de los casos los completaron a través de correo electrónico y en el 4% a través de una llamada telefónica. Para la evaluación de los síntomas depresivos durante el embarazo se utilizó la Edinburgh Posnatal Depression Scale (EPDS), para los síntomas de ansiedad se empleó el State-Trait Anxiety Inventory (STAI) y, finalmente, para el apoyo social se aplicó la Medical Outcomes Study Social Support Survey (MOS-SSS).

Los resultados

El presente estudio sugiere que un evento estresante, como la pandemia por COVID-19, puede conllevar un aumento de los síntomas depresivos y ansiosos en gestantes. Del mismo modo, la presencia de problemas de salud mental previos a la pandemia resultó ser un predictor de menores síntomas de ansiedad y depresión durante el confinamiento. Además, el índice de masa corporal (IMC) actuaría como un factor de riesgo específico para la aparición de síntomas depresivos. Finalmente, el escaso apoyo social predijo los síntomas de ansiedad y depresión.

Conclusiones  

El incremento de la sintomatología ansiosa y depresiva a partir de un evento estresante es un fenómeno que se observó en otras pandemias, como la causada por el SARS-CoV-1 en 2003 y la causada por el virus del Zika en 2015-2016. No obstante, son escasos los estudios realizados en el contexto actual, por lo que es necesario seguir investigando.

Durante la primera ola de la pandemia por COVID-19 la prevalencia de síntomas de depresión y ansiedad en la población general en el estado español era del 18,7% y del 21,6%, respectivamente. Según los resultados de este estudio, en comparación con los datos previos, se ha observado un aumento importante de la sintomatología depresiva en gestantes, lo que podría contribuir a un aumento de la prevalencia de depresión posparto (DPP). En cuanto a la ansiedad, la prevalencia de esta afección durante el embarazo en ausencia de la pandemia es del 15,2%, mientras que en este estudio los síntomas de ansiedad en gestantes durante la pandemia han alcanzado una prevalencia del 59% durante el confinamiento.

Según la literatura existente, el confinamiento también ha influido sobre los niveles de ansiedad materna durante el embarazo, siendo del 18% en el primer trimestre, del 15,2% en el segundo y del 15,4% en el tercero. En cuanto a la sintomatología depresiva, en estudios previos, la prevalencia de depresión prenatal fue del 7,4% en el primer trimestre, del 12,8% en el segundo, y del 12% en el tercero. No obstante, en el presente estudio y teniendo en cuenta los resultados obtenidos en el STAI, no se identificaron diferencias significativas en los niveles de ansiedad según el trimestre de gestación en el que se encuentra la mujer. En cambio, sí se detectaron diferencias significativas en las puntuaciones obtenidas en la EPDS durante el confinamiento. Cabe destacar que, en el presente estudio, la prevalencia de síntomas depresivos fue mayor en el primer y segundo trimestre del embarazo que en el tercero, probablemente por el elevado riesgo de pérdida fetal durante el inicio de la gestación.

Durante el confinamiento, el primer período se asoció a una mayor incertidumbre sobre la pandemia y a escasa información, por lo que es razonable pensar que durante este período de tiempo la ansiedad en la población general fue al alza. Pese a estos datos, en este estudio no se pudo identificar dicho efecto sobre los síntomas de ansiedad y depresión en las gestantes, hecho que se podría explicar por el tamaño reducido de la muestra del estudio.

Es más, lo que sí se pudo observar en este estudio es que las mujeres con antecedentes previos de problemas de salud mental mostraron menores tasas de ansiedad y depresión durante el confinamiento. Este hallazgo podría explicarse por el desarrollo de una mayor resiliencia en estas personas, lo que ha podido actuar como un factor de protección. Además, el hecho de que una de cada tres mujeres con problemas de salud mental estuviera recibiendo tratamiento farmacológico puede justificar este resultado.

El índice de masa corporal (IMC) se ha definido como un factor de riesgo para el desarrollo de síntomas depresivos. Este resultado va de acuerdo con los hallazgos en la población general, los cuales sugieren una asociación positiva entre la obesidad y la depresión. Sin embargo, un estudio reciente sobre el efecto del SARS-CoV-2 sobre el embarazo puso de manifiesto que las mujeres que estaban en infrapeso antes de quedarse embarazadas presentaban un mayor riesgo de desarrollar síntomas ansiosos y depresivos durante la pandemia, fenómeno que no se observó en aquellas con sobrepeso.

Por último, el presente estudio ha demostrado el impacto de la falta de apoyo social sobre el desarrollo de síntomas depresivos y ansiosos durante el embarazo. Teniendo en cuenta esta evidencia, los autores del estudio hipotetizan que la implementación de programas que ofrezcan apoyo social adicional durante el embarazo puede ser beneficiosos para la reducción de síntomas ansiosos y depresivos, así como para la reducción de la probabilidad de que se se un parto por cesárea y de hospitalizaciones antenatales. Vista la asociación entre el escaso apoyo social y presencia de síntomas ansiosos y depresivos, es precisamente esta población la que debería recibir estrategias centradas en la prevención del impacto emocional de una posible nueva pandemia.

Enlace utilizado para la elaboración de la noticia:

Brik, M., Sandonis, M.A., Fernández, S., Suy, A., Parramon-Puig, G., Maiz, N., Dip, M.E., Ramos-Quiroga, J.A. & Carreras, E. (2021). Psychological impact and social support in pregnant women during lockdown due to SARS-CoV2 pandemic: A cohort study. Acta Obstetricia et Gynecologica Scandinavica, 00, 1-8. doi: 10.1111/aogs.14073. Epub ahead of print. PMID: 33533051.

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