¿La depresión materna perinatal puede provocar la aparición de experiencias psicóticas en la descendencia? Un estudio longitudinal
Un estudio llevado a cabo por la University College of London (Inglaterra) y por la University of Bristol (Inglaterra) sugiere que el hecho de padecer depresión materna perinatal aumenta el riesgo de que la descendencia desarrolle experiencias psicóticas durante la adolescencia.
La creciente evidencia sugiere que la psicosis debe ser conceptualizada como un continuo y que las experiencias psicóticas que representan el extremo más leve del mismo, y que no cumplen criterios para diagnosticar un trastorno psicótico, son mucho más comunes en la población adolescente y adulta.
Los niños y adultos que pasan por este tipo de experiencias durante la infancia tienen un mayor riesgo de desarrollar un trastorno psicótico como la esquizofrenia en la edad adulta. Además, la literatura sugiere que las experiencias no están solamente relacionadas con los trastornos psicóticos, sino que también lo están con formas severas de trastornos mentales comunes, como la depresión o la ansiedad.
Es sabido que la depresión materna perinatal tiene efectos adversos sobre el desarrollo del niño a nivel social, emocional y cognitivo, al mismo tiempo que está asociada a la aparición de síntomas depresivos en la descendencia. Dicha afección puede ser el reflejo del estrés materno crónico, el cual no solamente incrementa las probabilidades de desarrollar experiencias psicóticas en los hijos, sino que también dificulta el establecimiento del vínculo madre-bebé.
Aunque en la evidencia disponible no se ha estudiado la asociación entre la depresión materna perinatal y la aparición de experiencias psicóticas en la descendencia, un estudio finlandés puso de manifiesto que la depresión materna antenatal podía potenciar el riesgo genético de desarrollar esquizofrenia en la descendencia, sobre todo en aquellos casos en que, a parte de la depresión materna antenatal, habían antecedentes familiares de trastorno psicótico.
Se reclutó una cohorte de 9.204 madres a las que se les realizó una entrevista clínica y se les aplicó la Edinburgh Posnatal Depression Scale (EPDS), a fin de determinar la existencia de sintomatología depresiva. Dicha escala se aplicó dos veces durante la etapa antenatal (a las 18 y 32 semanas de embarazo) y después del parto (a las 8 semanas y a los 8 meses después de dar a luz). Para la evaluación de síntomas psicóticos en la descendencia (N=3.067) se utilizó la Psychosis-Like Symptom Interview (PLIKSi). Respecto al resto de la descendencia (N= 6.137) no se disponen de datos.
Tal y cómo se ha especificado anteriormente, este es el primer estudio que examina la asociación entre los síntomas maternos depresivos durante la etapa perinatal y la presencia de experiencias psicóticas en la descendencia a los 18 años edad.
La presencia de depresión materna perinatal incrementa el riesgo de aparición de experiencias psicóticas en la descendencia
Los hallazgos ponen de manifiesto que la descendencia de las mujeres que puntuaron más en síntomas depresivos tenía más probabilidades de experimentar experiencias psicóticas respecto la descendencia de las mujeres que obtuvieron puntuaciones más bajas en la EPDS, lo que va en consonancia con la hipótesis de que la depresión materna en la etapa perinatal es un factor de riesgo para la aparición de experiencias psicóticas en la descendencia. Además, el tamaño del efecto de la asociación entre la depresión materna antenatal y las experiencias psicóticas en la descendencia fue similar al de la asociación entre la depresión materna posnatal y la presencia de experiencias psicóticas en la descendencia a los 18 años de edad.
Por un lado, la depresión materna antenatal puede ejercer su efecto a través de mecanismos biológicos que actúan en el útero o después del nacimiento, a través de los efectos de la maternidad. Durante la gestación la depresión materna puede afectar a los glucocorticoides, los cuales interfieren en la función de la placenta, en el desarrollo fetal, en la epigenética y en la función inmunológica, todos ellos implicados en la etiología de los trastornos psicóticos.
Las autoras proponen seguir estudiando esta relación en el futuro a través de la activación del eje hipotálamo-pituitario, teniendo en cuenta la concentración de cortisol antenatal y el comportamiento de las citoquinas en esta etapa, tal y cómo sugiere un estudio Finlandés. Igualmente, un mecanismo que tenga en cuenta la función inmunológica sería consistente con los hallazgos de que las infecciones maternas durante el embarazo son un factor de riesgo para la esquizofrenia, especialmente en la descendencia de padres con un trastorno psicótico. Del mismo modo, la depresión antenatal es un factor de riesgo para las complicaciones en el embarazo y parto, las cuales se asocian con la aparición de experiencias psicóticas a los 12 años.
Por otro lado, la depresión materna posnatal parece afectar a factores ambientales, como el estilo de apego entre los progenitores y el bebé. Además, las experiencias psicóticas en la descendencia no solo indican la forma más leve en el continuo de la psicosis, sino que también se asocian con presentaciones más severas de trastornos depresivos y ansiosos.
Estos resultados sugieren que hay mecanismos de desarrollo comunes que sostienen el riesgo de desarrollar diversos trastornos psiquiátricos, lo que remarca la importancia de identificar y tratar los problemas de salud mental materna durante el embarazo, parto y posparto, ya que se ha comprobado que la no detección puede perpetuar estos trastornos a las generaciones venideras.