Episiotomías: una práctica rutinaria con escasos beneficios
La práctica de episiotomías ha ido disminuyendo a lo largo de los últimos años, no obstante, en ocasiones sigue aplicándose cuando son totalmente innecesarias. Algunos de los factores que sostienen esta práctica son la falta de formación y los escasos recursos humanos para atender los partos, de modo que deberían tenerse en consideración para no seguir perpetrando este tipo de intervenciones.
La episiotomía es una intervención quirúrgica que se practica con bisturí o tijeras en el perineo de la madre para agrandar el canal de parto y acelerar así la salida del bebé. Esta práctica implica el corte de la piel y la mucosa, pero también del músculo en muchos casos. Tal y cómo se puede leer en un reciente estudio español publicado en la revista Women and Birth, en España dos de cada tres mujeres que han dado a luz pueden haber sufrido algún tipo de violencia obstétrica durante el parto. La práctica de la episiotomía no consentida se considera un tipo de violencia obstétrica, la cual está prevista que se incluya como un tipo de violencia contra las mujeres en la reforma de la Ley del Aborto que está preparando el Ministerio de Igualdad.
A pesar de que instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Colegio Americano de Obstetricia y la Estrategia de Atención al Parto Normal de España destacan que la episiotomía tiene resultados adversos para la mujer y no debe convertirse en una práctica rutinaria, esta se sigue practicando de manera frecuente en las salas de partos. Los datos más recientes sobre la práctica de episiotomías en España son del año 2019, registrándose en un 26% de los partos. Según el Ministerio de Sanidad, esta cifra es algo menor que la reportada en 2018 (27,5% de los partos) y 2010 (42,1% de los partos). Además, según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), la realización de episiotomías era aún mayor hace 20-30 años, estando presentes en el 53% de los partos vaginales normales atendidos en 2006 y en el 87% de los partos atendidos en los 90, cuando muy pocas las que se libraban de dicha intervención.
El dolor como consecuencia
La matrona y experta en suelo pélvico, Ascensión López, trata a mujeres que sufren las secuelas físicas de la episiotomía, tales como dispareunia (dolor durante la penetración), baja eficacia muscular, disfunción del suelo pélvico, incontinencia urinaria y fecal, fístulas y dolor lumbar, entre muchas otras y apunta a que la consecuencia más prevalente tras esta práctica es el dolor crónico. En relación a esto, no solamente se trata de la presencia de dolor, sino de la intensidad y duración del mismo, ya que, de no abordarse, el dolor puede llegar a cronificarse durante años y limitar la vida de la mujer. En este sentido, la sanitaria añade “Se ningunea el dolor de las mujeres. A la mayoría no se les revisa o se les dice que es normal, que se pasará. Técnicamente es cortar los genitales de una mujer, eso afecta a su cuerpo y a su vida”. La experta sostiene que tratar el dolor desde el primer momento es la manera más eficaz de evitar muchos problemas y complicaciones posteriores.
La importancia del consentimiento informado
Según la OMS, determinar una “tasa aceptable” de episiotomías no es fácil. De hecho, esta entidad solamente avala el uso de esta intervención cuando hay estrés fetal o se trata de partos instrumentalizados. Es más, la matrona gallega Iria Asorey explica que las incisiones son necesarias en algunas ocasiones y que “nadie lo cuestiona cuando las madres se sienten informadas y ven que hay un motivo”. Igualmente, la OMS reconoce que en caso de que se practique una episiotomía, siempre se debe contar con el consentimiento informado.
En el caso de España, son ya diversas sentencias las que señalan la necesidad de que los/as profesionales sanitarios/as dispongan del consentimiento informado de las mujeres para realizar determinadas intervenciones, como las episiotomías. Así mismo, la abogada Francisca Guillén, quien ha llevado algunos casos de violencia obstétrica a los tribunales y ha recibido el aval de los mismos, explica que “la episiotomía es una intervención quirúrgica muy intrusiva y que la Ley de Autonomía del Paciente recoge la necesidad de contar con el consentimiento informado”. Solamente existen dos excepciones para no disponer de dicho consentimiento: que exista un riesgo para la salud pública o que haya un riesgo inmediato grave para la salud de la persona y no sea posible obtener su consentimiento ni el de ningún/a allegado/a. Incluso cuando se trata de una situación de riesgo, la abogada explica que el consentimiento puede llegar a ser verbal. No obstante, el consentimiento informado es algo de lo que muchas veces se prescinde.
La pieza clave: la formación y los recursos humanos
Juan Miguel Martínez, matrón e investigador, sostiene que la perpetración de prácticas como las episiotomías se basa en que los nuevos profesionales aprenden las técnicas de los anteriores, y si no es mediante cursos de formación, congresos e interés personal, no hay un cuestionamiento de los procedimientos que se aplican y, por lo tanto, no hay un progreso. Por este motivo, la formación es la pieza clave que impulsa a conocer nuevas formas de proceder. Además, la matrona Iria Asorey subraya que los recursos humanos también son una pieza clave para frenar la aplicación de estas intervenciones. Según argumenta “Generalmente la gente quiere que la escuches, la respetes y que no se acelere su proceso porque sí. Si no hay prisas, no te urge sacar a ese bebé, lo tomas todo con más calma, respetamos sus tiempos. El bebé nace cuando él quiere, no cuando nosotros queremos, y así no estamos apurando a la mujer, la musculatura se relaja más y es más fácil. Pero a veces se te escapa de las manos poder hacerlo. Hay lugares donde es difícil por el volumen de trabajo que tienen y el personal del que disponen”.
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