Lactancia y vacunación contra la COVID-19: un debate sin consenso
La falta de evidencia empírica en cuanto a los efectos de la vacunación sobre mujeres en fase de lactancia y sus bebés dificulta el establecimiento de unos criterios unificados para las sanitarias que actualmente se encuentran en primera línea en contacto con pacientes COVID y amamantando a sus bebés. Consecuentemente, el proyecto LactApp, creado hace años con la finalidad de ofrecer apoyo a la lactancia, ofrece asesoramiento y herramientas a aquellas lactantes que quieran vacunarse con garantías.
La entrada al nuevo año ha coincidido con el inicio de la vacunación contra la COVID-19 en España. A pesar de que se está siguiendo un plan de vacunación muy estructurado, en él no se ha incluido a las lactantes ya que la vacuna no se ha testado en esta población. No obstante, los y las profesionales sanitarios/as que se exponen al virus en su trabajo sí pueden decidir vacunarse o no. Entonces, ¿qué pasa con todas aquellas médicas, enfermeras, matronas y auxiliares de enfermería que actualmente se encuentran en pleno proceso de lactancia? ¿La vacuna implica algún riesgo para ellas o para sus bebés?
Las recomendaciones procedentes de organismos nacionales e internacionales indican que, aunque no existen datos al respecto, se descartan los riegos para esta población valorando cada caso de manera independiente. Según afirma el Ministerio de Sanidad de España “el tipo de vacuna actualmente autorizada (Comirnaty, de Pfizer/BioNTech) no se considera que suponga un riesgo para el lactante, por lo que en el caso de mujeres que amamantan y que tienen alto riesgo de exposición o alto riesgo de complicaciones puede valorarse la vacunación de manera individualizada”. Otras comunidades Autónomas como, por ejemplo, Extremadura, Navarra, Asturias o Andalucía han emitido comunicados en la misma línea, señalando que “al tratarse de vacunas ARNm y no de virus atenuados (que no contienen el virus completo), no se considera que supongan un riesgo para el lactante. Puede recibir la vacuna una madre que amamanta y que forma parte de un grupo en el que se recomienda la vacunación por su alta exposición”.
Pese a toda la información aportada por las entidades mencionadas, sigue habiendo diferencias entre los criterios de vacunación entre comunidades autónomas e incluso entre centros sanitarios de una misma comunidad. Mientras que algunas mujeres están siendo vacunadas sin problemas, a otras se les niega la posibilidad, y otras, prefieren ser más precavidas y esperar a que haya evidencia en esta población para vacunarse.
Siguiendo este hilo, en España se ha puesto en marcha una de las primeras investigaciones en esta población. Se trata de la aplicación LactApp, especializada en lactancia materna y que detrás reúne a un equipo de profesionales de diversos perfiles sanitarios y que junto al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) va a analizar muestras de leche de 26 mujeres para determinar si así se pueden transmitir los anticuerpos al bebé. Laia Aguilar, matrona, IBCLC y una de las coordinadoras del estudio, subraya que el objetivo de este proyecto es “dar a las mujeres todas las herramientas que necesitan para decidir qué quieren hacer. La vacuna no ha sido probada en lactantes y hay un vacío importante donde nadie pone luz”. El procedimiento de este estudio consiste en extraer leche a las madres antes y después de la vacunación, para ver si en la leche se transmiten las inmunoglobulinas al bebé y así poder determinar si hay beneficios sobre la salud del bebé.
Sin elección
Es el caso de Irene Villena, enfermera en atención primaria, quien explica que el servicio de prevención del centro donde trabaja le dijo que en el documento de consentimiento informado la lactancia se consideraba un factor de exclusión y que solamente cuando hubiese más datos sobre la vacuna la podrían recibir. La afectada manifiesta, entre llantos, que después de estar expuesta al virus durante tanto tiempo y de las largas y agotadoras jornadas de trabajo, era una injusticia que las lactantes no sean vacunadas, ya que están trabajando en primera línea en contacto continuo con pacientes COVID. Después de la experiencia personal y de saber que había compañeras en otras comunidades que, encontrándose en las mismas condiciones, habían sido vacunadas sin problemas y otras que habían sido obligadas a abandonar la lactancia materna, decidió iniciar una movilización bajo el siguiente argumento “Pese a las recomendaciones de los órganos sanitarios, no hay un criterio unánime, así que decidí tratar de solucionar mi situación recogiendo todos los documentos oficiales, desde la OMS, hasta la Asociación Española de Pediatría, el Comité Asesor de Vacunas… y solicité por escrito esa denegación de administración de vacuna”. La movilización tuvo sus frutos, ya que finalmente recibió una llamada del centro donde trabaja comunicándole que sí iba a ser vacunada “pero con matices. Me pidieron que hiciera una ‘lactancia diferida’, es decir, que durante las 12 o 16 horas siguientes a la vacunación no le diera el pecho a mi hija, que me extrajese la leche y la guardase”.
Sin criterios claros
En otras circunstancias se encuentra María de los Ángeles, matrona en un hospital de Alcoy, Alicante, quien trabaja de manera muy estrecha con todo lo relacionado con la lactancia y tenía claro que quería vacunarse. Refirió sentirse sorprendida cuando en el centro en el que trabaja les pasaron la circular y en ella vieron que las gestantes y lactantes estaban excluidas de la vacunación. María de los Ángeles también es donante de leche en el Banco del Hospital de la Fe de Valencia, con quien se puso para informarles de que se iba a vacunar y le comentaron que adelante, que no había ningún problema y que podía seguir siendo donante. Según afirma “la vacunación en lactantes sólo está contraindicado en vacunas de virus atenuados (que contienen el agente infeccioso completo, y no solo su ARNm como es el caso de la vacuna contra la COVID-19)”. No obstante, la implicada destaca que su preocupación se centra en cuando se tenga que vacunar la población general, la cual no tiene tanto conocimiento y, además, al no trabajar en contacto continuo con pacientes COVID no se les va a querer vacunar.
Disparidad en los cuestionarios
Sin embargo, hay otros centros en los que a las lactantes se les informa de que hasta la fecha no existen estudios acerca de los efectos de la vacuna sobre las lactantes y sus hijos/as, y otros en los que ni siquiera se pregunta si la madre es lactante o no.
En el caso de Tamara Sánchez, ginecóloga, el médico de preventiva le comentó que los estudios realizados carecían de datos en población de madres lactantes, aunque eso no le impidió ponerse la vacuna, ya que considera que son mayores los beneficios que los inconvenientes. “Como ginecóloga sé que esta vacuna se puede administrar porque no contiene el virus vivo. Además, cabe la posibilidad de que puedan pasar los anticuerpos al bebé, lo que es un veneficio adicional”.
Otras profesionales ni siquiera se plantearon la lactancia como un impedimento para nada, según indica Isabel Troncoso, médica intensivista en un hospital de Madrid. Además, destaca que “Hay muchas cosas mal entendidas, en general, con los fármacos. Te piden a la primera de cambio que dejes de dar el pecho. Tienden a equipararlo al embarazo, pero el bebé ya está fuera de tu cuerpo”.
Eva Mayor, médica de atención primaria en Barcelona, manifiesta que aunque toda la evidencia apunta a que no hay riesgos, ella por el momento ha decidido no ponerse la vacuna, ya que defiende que en su trabajo no tiene una gran exposición a la COVID-19 y además va bien protegida, por lo que prefiere esperar.
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