La preeclampsia como factor de riesgo para la depresión y psicosis posparto
Los autores de esta revisión sistemática y meta-análisis observan que la preeclampsia está asociada a un incremento del riesgo a desarrollar depresión posparto, así como a una sintomatología más severa.
Desde el St. Joseph’s Healthcare y la McMaster University (Canadá), los Dres. en psiquiatría Luisa Caropreso, Taiane de Azevedo Cardoso, Maha Etayebani y Benicio N. Frey lideran el estudio que pretende determinar si la preeclampsia actúa como un factor de riesgo para el desarrollo de depresión posparto y psicosis posparto. Todos los miembros del equipo son expertos en salud mental de la mujer y desarrollan su actividad laboral en el Women’s Health Concerns Clinic del hospital ya mencionado.
La preeclampsia es una complicación del embarazo que se da a partir de las 20 semanas de gestación y que se caracteriza por la aparición de hipertensión arterial en la madre. Esta afección puede coexistir con complicaciones renales/hepáticas, neurológicas, hematológicas y restricción del crecimiento fetal. Afecta al 4,6% de las mujeres embarazadas en todo el mundo y es considerada una forma grave de un trastorno autoinmune durante el embarazo.
En cuanto a la depresión posparto (DPP) ya son conocidos sus efectos adversos sobre la salud de la madre y del bebé, siendo una de las alteraciones más conocidas y estudiadas la dificultad en el establecimiento del vínculo madre-bebé. Recientemente, en esta misma línea, se han publicado estudios que sugieren asociaciones entre la preeclampsia y la DPP.
La DPP y la psicosis posparto (PPP) son trastornos mentales graves que frecuentemente se diagnostican tarde, provocando así un retraso en la aplicación de tratamientos efectivos. La identificación de predictores de DPP y de la PPP tiene el potencial de reconocer las mujeres con más riesgo, mejorando la detección temprana y el tratamiento, el cual reduce los efectos negativos sobre la salud.
Esta revisión con meta-análisis pretende dar respuesta a 3 cuestiones: (1) saber si las mujeres con preeclampsia tienen más probabilidad de desarrollar DPP o PPP que aquellas que no tienen historial de esta afección, (2) conocer si las mujeres con historial de preeclampsia tienen mayor tendencia a padecer DPP o PPP fuera del período perinatal que aquellas que no tienen esta patología, y (3) determinar si los síntomas depresivos de las mujeres con preeclampsia son más graves que los de las mujeres sin esta complicación.
La revisión sistemática puso de manifiesto que la preeclampsia es un factor de riesgo para el diagnóstico de depresión, de modo que las mujeres que padecen esta afección experimentan síntomas más graves y exacerbados de depresión. Concretamente, se observó que la severidad de los síntomas es significativamente mayor tanto en mujeres que se encuentran en el período de posparto como en aquellas que hace más de un año que han dado a luz. Respecto la PPP, no se puede confirmar que la preeclampsia sea un factor de riesgo para su aparición, ya que solo se dispone de dos estudios que, además, tienen resultados inconsistentes.
Estos resultados se pueden explicar a través de factores psicológicos y neurobiológicos. Por ejemplo, la preeclampsia se asocia con complicaciones obstétricas como la muerte perinatal, las restricciones en el crecimiento fetal, el parto prematuro o el desprendimiento de placenta, los cuales se asocian a un incremento del riesgo de depresión. A nivel psicológico, la preeclampsia puede llevar a un aumento de las preocupaciones y del estrés, hecho que predispone a una mayor vulnerabilidad ante la DPP y la ansiedad.
A modo de conclusión y a partir de los resultados obtenidos, se sugiere que las mujeres que desarrollan preeclampsia deberían recibir información sobre los primeros signos de la DPP. Además, las tareas de monitorización de los síntomas más tempranos de la DPP en esta población se deberían realizar durante toda la etapa perinatal, especialmente durante los tres primeros meses de embarazo.