Los efectos de la COVID-19 sobre la depresión, ansiedad y el estrés postraumático
La pandemia por COVID-19 ha supuesto un gran impacto sobre la salud mental de todo el mundo, pero en especial sobre uno de los colectivos de riesgo: las gestantes y puérperas. Un estudio del Brigham and Women’s Hospital muestra que la COVID-19 ha provocado un aumento significativo de los síntomas depresivos, ansiosos y de estrés postraumático en esta población, además de empeorar el pronóstico de aquellas mujeres que ya presentaban un problema de salud mental previo.
En un estudio reciente publicado en la revista Psychiatry Review investigadoras del Brigham and Women’s Hospital (Boston, EE. UU) encuestaron tanto a gestantes como a mujeres que habían dado a luz, comprobando así que ha habido un aumento en los indicadores de depresión, ansiedad y estrés postraumático a causa de las preocupaciones sobre la salud relacionadas con la COVID-19.
En palabras de la Dra. Cindy Liu, especialista del Departamento de Medicina Pediátrica del Recién Nacido y del Departamento de Psiquiatría, y autora principal del estudio, “sabemos que el período perinatal es un momento en el que las mujeres son particularmente vulnerables a las preocupaciones por la salud mental. Además, ha añadido, “principalmente, queríamos ver qué factores relacionados con la pandemia podrían estar asociados con los síntomas de salud mental”.
La encuesta titulada “Estudio de Experiencias Perinatales y Efectos COVID-19 (PEACE)” se difundió mediante el boca a boca, listas de correo electrónico y redes sociales. Después de analizar los resultados descriptivos se puede identificar un perfil poblacional bastante homogéneo: el 89,9% de la muestra eran mujeres blancas, el 92,1% tenía como mínimo estudios universitarios, el 98% vivía con su cónyuge o pareja y el ingreso familiar del 45% de la muestra era superior a los 150.000 dólares anuales.
Los hallazgos
El estudio incluyó 1.123 mujeres encuestadas entre el 21 de mayo y el 17 de agosto de 2020, de las cuales una de cada 3 (36,4%) reportaron niveles clínicamente significativos de depresión, mientras que antes del inicio de la pandemia los índices de depresión perinatal se encontraban entre el 15 y 20%. En esta misma línea, una de cada 5 (22,7%) informó niveles clínicamente significativos de ansiedad generalizada, al mismo tiempo que una de cada 10 (10,3%) experimentó síntomas por encima del umbral clínico del trastorno de estrés postraumático.
Además, las autoras observaron que el 9% de las participantes experimentó una fuerte sensación de pérdida como consecuencia de la pandemia. Es más, este grupo tenía cinco veces más probabilidades de experimentar sintomatología psiquiátrica significativa.
Por último, un 18% de las encuestadas describió sentirse “muy preocupadas” o “extremadamente preocupadas” por los riesgos de salud causados por la COVID-19. En este grupo se identificaron hasta cuatro veces más probabilidades se sufrir psicopatología clínicamente significativa.
Implicaciones clínicas
Con toda la información que se desprende del estudio PEACE, las autoras concluyen que con los resultados obtenidos se pretendía encontrar asociaciones que permitieran a los profesionales sanitarios mejorar el apoyo e información a las familias durante la pandemia. Además, Carmina Erdei, coautora del estudio, añade “queríamos saber qué es lo que se pierde cuando una nueva madre no puede participar en los rituales habituales alrededor del nacimiento y la bienvenida a un nuevo miembro de la familia”.
Asimismo, la encuesta permitió a las investigadoras examinar cómo los diagnósticos previos de salud mental pueden impactar en las tasas de depresión, ansiedad y estrés postraumático registradas y empeorar el pronóstico. Se halló que aquellas gestantes o puérperas con un diagnóstico de salud mental preexistente eran entre 1,6 y 3,7 veces más propensas a presentar puntuaciones clínicamente significativas para las tres condiciones analizadas. No obstante, se observó un alto grado de malestar psiquiátrico en las participantes, independientemente de presentar antecedentes psicopatológicos.
Finalmente, como principal limitación del estudio cabe destacar que la muestra con la que se ha trabajado es muy homogénea, ya que la inmensa mayoría de participantes son blancas y con un nivel socioeconómico acomodado. Estos resultados dificultan el poder explorar el impacto de la COVID-19 en pacientes de diferente etnia y con un nivel socio económico más bajo, perdiendo así la perspectiva de una parte importante de la población.
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