Nuevas propuestas de prevención frente a la depresión posparto: educación sobre el llanto infantil
La visualización de un video educativo acerca del llanto del bebé una semana después de dar a luz puede reducir la prevalencia de depresión posparto hasta un 72% en madres menores de 25 años. No obstante, esta intervención no resulta efectiva para las madres de más edad.
La depresión posparto (DPP) se define como la aparición de un estado depresivo entre las primeras cuatro semanas después de dar a luz y el primer año de vida del bebé. Son muchas las complicaciones que acarrea, entre ellas la dificultad para el establecimiento del vínculo madre-bebé. Además, se estima que esta condición afecta entre el 6,9% y el 20% de las madres durante el primer año posparto.
Son muchos los factores de riesgo que pueden incrementar la probabilidad de padecer DPP; y algunos, como ser madre joven, ser primípara, tener antecedentes de depresión y/o ansiedad y haber pasado por experiencias adversas durante la infancia, no son modificables. No obstante, hay otros que sí lo son como, por ejemplo, la violencia de género, los problemas financieros, la falta de apoyo social y la percepción y conductas reactivas al llanto del bebé, el cual resulta ser el factor más fácil de modificar.
Siguiendo este hilo, Rdesky et al., (2013), encontraron que las madres con bebés que presentaban llanto inconsolable eran 3,4 veces más propensas a manifestar síntomas de DPP que aquellas que no reportaron este tipo de llanto. Estudios previos han asociado el llanto inconsolable al estrés parental y a una menor competencia relacionada con la crianza de la descendencia, lo que sugiere que el llanto inconsolable puede contribuir al desarrollo de DPP. Por lo tanto, resulta razonable asumir que el uso de material educativo sobre el llanto inconsolable del bebé y estrategias para manejarlo puede reducir el riesgo de desarrollar DPP.
Un meta-análisis llevado a cabo por Van Zoonen et al., (2014) que incluyó 32 estudios aleatorizados sobre estrategias de prevención de la DPP, puso de manifiesto que el enfoque psicológico (el cual incluye terapia cognitivo-conductual, terapia grupal interpersonal o terapia de resolución de problemas) puede disminuir hasta el 21% la incidencia de DPP. De manera complementaria, el material educativo acerca del llanto del bebé puede constituir una alternativa que potencie el enfoque psicológico para la prevención de DPP.
Del mismo modo, la literatura disponible sugiere que la asociación entre el llanto infantil y la DPP puede variar según cuál sea la edad de la madre. Se ha podido observar que las madres adolescentes son menos sensibles a las interacciones con el bebé y menos propensas a mostrar conductas afectivas en comparación con las madres mayores, lo que puede indicar que las madres más jóvenes experimentan mayor estrés ante el llanto del bebé, dado que no saben exactamente cómo reaccionar ante él.
El estudio llevado a cabo por Doi, S., Fujiwara, T., Isumi, A. y Mitsuda, N. (2020), tuvo como principal objetivo investigar si la visualización de un vídeo educativo acerca del llanto del bebé durante la primera semana posparto reduce la prevalencia de síntomas relativos a la DPP. Para lograr este objetivo los autores hipotetizan que las madres más jóvenes quizás tengan mayor margen de aprendizaje acerca del llanto del bebé a través de dicha metodología, lo que puede resultar en una menor prevalencia de DPP.
La metodología empleada
Este estudio se trata de un ensayo controlado aleatorio grupal. Se incluyeron 44 hospitales de la prefectura de Osaka (Japón) que proporcionaron las 2.601 participantes (1.040 en el grupo experimental y 1.561 en el grupo control). A todas las mujeres se les recogieron los datos sociodemográficos y se les administró la versión japonesa de la Edinburgh Posnatal Depression Scale (EPDS). Solamente las participantes del grupo experimental visualizaron el material educativo acerca del llanto del bebé y las estrategias para gestionar este tipo de reacciones del recién nacido. Un mes después de la visualización de dicho material se volvió a administrar la EPDS a ambos grupos, a fin de registrar cambios en la presencia de síntomas relativos a la DPP.
Los resultados
El análisis de los datos mostró que en la segunda evaluación, el 13,7% de las mujeres del grupo experimental presentaban síntomas de DPP, mientras que en el grupo control esta cifra fue de 16%. Estos resultados indican que no existen diferencias significativas entre ambos en cuanto a la prevalencia de DPP.
No obstante, cuando se analizaba según grupos de edad se halló que la prevalencia de DPP en las madres jóvenes (≤ 25 años) del grupo experimental fue del 9,3% en comparación con el 23,6% del grupo control de madres jóvenes, siendo esta diferencia estadísticamente significativa. Por lo tanto, estos resultados sugieren que la intervención educacional redujo los síntomas de DPP un 72% en madres jóvenes. Por el contrario, en las madres mayores de 25 años no se encontraron diferencias significativas en cuanto a la prevalencia de DPP entre los grupos experimental (14,1%) y control (15,2%).
En mujeres menores de 25 años el vídeo educativo ha mostrado tener un efecto protector sobre los síntomas de DPP, hecho que no se ha podido observar en mujeres mayores de 25 años. Esta discrepancia puede ser explicada por las diferencias en el estrés parental y la sensibilidad al llanto, las cuales pueden cambiar después de visualizar el vídeo. Por un lado, los hallazgos muestran que las madres jóvenes no afrontan tan bien el llanto del bebé, lo que implicaría un mayor grado de estrés, mientras que por otro lado, las madres jóvenes son más propensas a mejorar el conocimiento acerca del llanto que no las madres mayores de 25 años. Este hecho puede explicarse por las diferencias en las características entre las mujeres jóvenes y las mayores, ya que estas últimas tienen un núcleo familiar estable en el que hay menor conflictividad. Es necesario continuar investigando en este campo, a fin de determinar por qué el material educativo sobre el llanto del bebé es efectivo para la prevención de la DPP.
Fuentes utilizadas para la elaboración de la noticia:
Doi S, Fujiwara T, Isumi A, Mitsuda N. (2020). Preventing postpartum depressive symptoms using an educational video on infant crying: A cluster randomized controlled trial. Depression and Anxiety, 37(5), 449-457. doi.org/10.1002/da.23002
Giardino, J., Gonzalez, A., Steiner, M., & Fleming, A. S. (2008). Effects of motherhood on physiological and subjective responses to infant cries in teenage mothers: A comparison with non‐mothers and adult mothers. Hormones and Behavior, 53(1), 149–158. doi.org/10. 1016/j.yhbeh.2007.09.010
Radesky, J. S., Zuckerman, B., Silverstein, M., Rivara, F. P., Barr, M., Taylor, J. A., & Barr, R. G. (2013). Inconsolable infant crying and maternal postpartum depressive symptoms. Pediatrics, 131(6), 1847-1864. doi.org/10.1542/peds.2012‐3316
van Zoonen, K., Buntrock, C., Ebert, D. D., Smit, F., Reynolds, C. F., 3rd, Beekman, A. T., & Cuijpers, P. (2014). Preventing the onset of major depressive disorder: A meta‐analytic review of psychological interventions. International Journal of Epidemiology, 43(2), 318–329. doi.org/10.1093/ije/dyt175