¿Puede el dolor agudo poscesárea aumentar el riesgo a desarrollar depresión posnatal?
La revista Neuropsychiatric Disease and Treatment ha publicado recientemente un estudio en el que se expone la asociación de la vulnerabilidad psicológica y el dolor agudo derivado de la cesárea con un mayor riesgo a desarrollar depresión posnatal a largo plazo.
Durante los últimos años el interés por la depresión posnatal (PND) ha ido en aumento, ya que no solo está en jugo la salud mental de la madre, sino que también lo está el vínculo con el bebé y las repercusiones a nivel físico y neuropsicológico que la enfermedad de la madre puede causar sobre la descendencia. Del mismo modo, las consecuencia de la PND pueden ir más allá y acabar generando condiciones crónicas que afectan a las áreas familiar, social y económica de la familia.
La cesárea es una intervención que puede salvar la vida de la madre y del bebé cuando se dan complicaciones en el parto. No obstante, esta técnica nunca debe ser la primera opción para ayudar a una mujer a dar a luz porque se trata de una cirugía mayor que produce dolor agudo y un daño sustancial a los tejidos. El dolor agudo poscesárea puede llegar a ser muy incapacitante, hasta el punto de afectar a las capacidades para cuidar del/a recién nacido/a. Durante el año 2015 se estima que en todo el mundo hubo 29,7 millones de nacimientos por cesárea, cifra que se calcula que desde entonces ha ido en aumento.
Siguiendo este hilo, cada vez es más la literatura que pone de manifiesto que el riesgo de desarrollar PND aumenta cuando la severidad y frecuencia del dolor es mayor. Es más, hay estudios que indican que el 85% de las mujeres que han desarrollado dolor persistente después de pasar por una cesárea han acabado presentando PND. Sin embargo, se observó que las mujeres que habían tenido un parto vaginal y no instrumentalizado, no presentaban estas complicaciones. Dado que el tipo de parto influye en el desarrollo de PND, se encontró que preguntar por la ansiedad acerca de la cirugía, el grado de dolor anticipado y la necesidad de medicamentos para el dolor en mujeres que pasaron por una cesárea, podría predecir moderadamente la gravedad del dolor agudo posterior a la cesárea y el riesgo de dolor persistente.
En este estudio los autores pretendieron investigar qué factores de riesgo están asociados al desarrollo de PND después de una cesárea y si existe alguna asociación entre el dolor agudo poscesárea y la PND después de un parto por cesárea.
Selección de la muestra y recolección de datos
Las 205 participantes del estudio que firmaron el consentimiento informado tenían entre 21 y 50 años y se encontraban, como mínimo, en la semana 36 de gestación. Todas ellas eligieron dar a luz por cesárea de manera voluntaria y ninguna experimentaba dolor antes de la intervención. Además, aquellas con antecedentes de síndrome de dolor persistente y abuso de sustancia tóxicas fueron excluidas.
Durante las dos horas previas a la intervención se recogieron los datos sociodemográficos de las participantes y se les hicieron tres cuestiones: 1) el nivel de ansiedad previo a la cirugía, 2) el nivel de dolor anticipado a la cirugía y 3) la anticipación de la necesidad de medicamentos para el dolor después de la cirugía. También se evaluó el grado de dolor en la inyección de la anestesia local durante la anestesia espinal y la suma temporal mecánica. En este momento las participantes completaron una serie de pruebas psicométricas que incluyeron: 1) Pain Catastrophizing Scale (PCS) que evalúa los pensamientos negativos cuando se está ante una situación potencialmente dolorosa actual o anticipada, 2) Central Sensitization Inventory (CSI) que cuantifica la expansión y prolongación del dolor después de retirar el estímulo que lo causa, 3) Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS) que mide los niveles de ansiedad y depresión y la 4) Edinburgh Posnatal Depression Scale (EPDS) que evalúa la presencia de PND.
La evaluación poscesárea se realizó durante las 24-48 horas después de la intervención y se registró el nivel de dolor en reposo y en movimiento. Entre las 6 y 10 semanas poscesárea se completaron los cuestionarios de vulnerabilidad al dolor (PCS y CSI) y los de vulnerabilidad psicológica (HADS y EPDS).
Los resultados
Los hallazgos mostraron que 43 de las 205 participantes (21,1%) que eligieron dar a luz por cesárea experimentaron PND. Del mismo modo, el grado de ansiedad anticipatoria antes de la cirugía, el alto grado de dolor cuando se estaba en movimiento antes de la cirugía, la elevada puntuación en la escala de ansiedad de la HADS y las puntuaciones también altas en el CSI preoperatorio se asociaron independientemente con un mayor riesgo de padecer PND. Cabe destacar que la anticipación de la necesidad de medicamentos para el dolor después de la cirugía se asoció con un menor riesgo de desarrollar PND. La combinación de padecer dolor agudo después de la cesárea y la vulnerabilidad psicológica, contribuyen a la aparición de PND.
De esta investigación se deriva la necesidad de focalizar la actuación de los profesionales sanitarios en tareas de detección de síntomas de dolor agudo y en estrategias para el manejo del dolor durante la intervención quirúrgica, así como en el trabajo sobre las expectativas acerca de la cesárea a fin de reducir el desarrollo de PND a largo plazo. No obstante, también es necesaria más investigación que confirme los hallazgos expuestos anteriormente.