Embarazo y pandemia, ¿cómo ha variado la presencia de ansiedad?
La pandemia de la COVID-19 ha supuesto un punto de inflexión para muchas gestantes, quienes han manifestado mayor presencia de síntomas de ansiedad y depresión. Esta evidencia pone de manifiesto la necesidad de hacer un seguimiento de estas reacciones, a fin de prevenir la aparición de psicopatología que pueda resultar más difícil de manejar.
Desde que se declaró el estado de alarma por la COVID-19, los centros hospitalarios se vieron al borde del colapso a causa del gran número de personas que requerían hospitalización. Esta situación de crisis se ha mantenido durante varias semanas hasta que, poco a poco, el número de infectados que han necesitado cuidados especiales se ha ido reduciendo, lo que se traduce en hospitales menos saturados.
No obstante, velar por la salud de los grupos más vulnerables, como las gestantes y las familias con hijos/as pequeños, sigue siendo una prioridad. Por este motivo, a fin conocer el estado de salud mental de estos grupos, en concreto la prevalencia de síntomas psiquiátricos, se han llevado a cabo dos estudios especialmente relevantes.
El primero de ellos, desarrollado por Berthelot et al., en Quebec (Canadá), reclutó a dos grupos de embarazadas; el primero en centros de maternidad antes del inicio de la pandemia, entre abril de 2018 y marzo de 2020, (n=496) y el otro online durante la pandemia, en abril de 2020 (n=1.258). En ambas cohortes se evaluó la presencia de estrés y sintomatología psiquiátrica en general mediante la Kesseler Distress Scale (K10), la Post-traumatic Checklist for DSM-5 (PCL-5), la Dissociative Experiences Scale (DES-II) y el Positive and Negative Affect Schedule (PANAS).
En los resultados se pudo observar que el 10,9% de las gestantes del grupo que había sido reclutado durante la pandemia presentaba sintomatología ansiosa y depresiva clínicamente significativa frente al 6% de las mujeres del grupo previo a la pandemia. Además, en las gestantes con antecedentes de enfermedad mental antes de la pandemia el riesgo de desarrollar síntomas ansiosos y depresivos era mayor.
El segundo estudio es multicéntrico y se inició en China en diciembre de 2019, antes de la aparición de la COVID-19. Tenía como objetivo evaluar la presencia de síntomas depresivos en gestantes mediante la Edinburgh Postnatal Depression Scale (EPDS). Este estudio ha permitido valorar el estado de salud mental en una muestra de 4.124 gestantes antes y después de que la COVID-19 fuera declarada epidemia. De esta cohorte, 1.285 mujeres fueron evaluadas durante el mes de enero de 2020, cuando la epidemia ya era conocida, mientras que 2.839 lo fueron antes.
Los hallazgos mostraron que el porcentaje de síntomas depresivos de las embarazadas que habían sido evaluadas después de la declaración de la epidemia era significativamente más elevado que en aquellas mujeres que habían sido valoradas antes de la aparición de la COVID-19 (29,6% vs. 26%). Asimismo, se objetivó que las gestantes valoradas posteriormente al inicio de la epidemia presentaban más pensamientos autolíticos. Del mismo modo se pudo observar que durante la epidemia, a medida que el número de casos confirmados por infección de SARS-CoV-2 aumentaba, también lo hacía el número de mujeres con puntuaciones altas en la EPDS. En este sentido, las que puntuaban alto en dicha escala antes de la pandemia representaban el 26%, en tanto que durante la epidemia esta muestra aumentó hasta un 34,2%.
Ambos estudios demuestran que ha habido un incremento de síntomas de depresión y ansiedad en las gestantes durante la COVID-19. No obstante, en ninguno de los estudios se especifica la duración de estos síntomas, lo cual podría llevar a pensar que puede tratarse de una reacción aguda a un evento estresante. Sin embargo, es necesario recordar que dichas reacciones en la etapa perinatal no deberían ser consideradas como una simple respuesta normal a una situación estresante, ya que esto podría contribuir a su minimización. Ante los datos disponibles, es imprescindible que profesionales de la salud mental sigan valorando los síntomas de depresión y ansiedad a lo largo del embarazo, a fin de prevenir y/o detectar precozmente la aparición de un episodio depresivo mayor o un trastorno de ansiedad.