Infancia y COVID-19, ¿cómo apoyar a nuestros hijos/as?
La excepcionalidad de las circunstancias actuales puede hacer que los más jóvenes presenten mayores dificultades para hacer frente a las emociones y pensamientos que acontecen. Por eso es altamente necesario que los adultos fomenten que sus hijos/as compartan su punto de vista.
Durante las últimas semanas nuestro mundo ha cambiado completamente; las escuelas están cerradas, mucha gente está trabajando de forma remota, la gran mayoría de la población está en cuarentena y muchas actividades de ocio se han suspendido. Todo es diferente y las personas, en especial las familias con niños o adolescentes, están luchando por encontrar un equilibrio.
Para los más pequeños esta situación es todo un reto, por lo que a continuación se detallan una serie de pautas orientas a los padres sobre cómo ayudar a sus hijos/as a hacer frente a esta situación en función de su edad.
Recién nacidos
- Los bebés captan muy fácilmente los estados de tensión y ansiedad que les rodean, por lo que es importante que cuando los progenitores interactúen con su hijo/a mantengan la calma por encima de todo.
- Además, es necesario saber que cuando los recién nacidos perciben esta afectividad negativa, reaccionan de forma más exigente con su entorno.
Niños/as pequeños/as (de 1 a 3 años)
- Mantener al máximo las rutinas hará que la reacción del niño/a a esta situación no sea tan extrema.
- La exposición a los medios de comunicación como la televisión o la radio debe ser limitada y darse solamente cuando un adulto esté presente.
- Leer libros, mirar vídeos y jugar con el niño/a ayudará a modular su respuesta emocional ante la cuarentena y el aislamiento.
- Si el niño/a pregunta acerca de qué está sucediendo, contestar de manera simple y transmitir que su madre y su padre están aquí para cuidarlo.
Preescolares (de 3 a 5 años)
- Tal y como se ha indicado en os niños/as más pequeños/as, es recomendable que la exposición a los medios de comunicación se limite lo máximo posible y siempre en presencia de un adulto.
- Si el niño/a pregunta acerca de qué está sucediendo, contestar de manera simple y transmitir que su madre y su padre están aquí para cuidarlo.
- Pasar más tiempo con el niño/a y aumentar la expresión afectiva, como por ejemplo con los abrazos.
- Jugar con el niño/a, lo que puede incluir contactar con amigos a través de videollamadas.
- Hacer actividades especiales conjuntamente, como ver una película, jugar a un juego, hacer galletas, etc.
Escolares (de 6 a 12 años)
- Tal y como se ha indicado en os niños/as en la etapa preescolar, es recomendable que la exposición a los medios de comunicación se limite lo máximo posible y siempre en presencia de un adulto.
- Facilitar la expresión en el niño/a de lo que él/ella cree que está pasando, así como resolver dudas y malentendidos.
- Alentar al niño/a a compartir sus emociones y preocupaciones con los padres. Del mismo modo, es vital hacerle saber que es normal estar preocupado/a y que sus padres están allá para protegerlo/a.
- Es importante destacar que es normal que a esta edad estén más interesados/as en saber qué está pasando, aunque aún no son suficientemente capaces de comunicar qué están sintiendo y/o pensando, así como de afrontar la situación.
- Asegurar al niño/a que su familia está bien y que hay personas trabajando para cuidarlos y protegerlos.
- Realizar actividades o juegos especiales/diferentes a los que están acostumbrados/as.
Adolescentes (a partir de los 12 años)
- Escuchar y validar sus emociones.
- Mirar las noticias en la televisión con ellos.
- Interesarse por su opinión sobre lo qué está sucediendo y el mundo que nos rodea.
- Compartir los sentimientos con ellos.
- Alentarlos a que expresen sus emociones y a que generen ideas de cómo hacer frente a estas emociones.
A pesar de que mucha gente no esté afectada directamente por la pandemia, les es imposible seguir su vida con normalidad, lo que puede afectar a su salud mental. Por ese mismo motivo es extremadamente importante mantener la rutina académica y/o laboral al máximo posible, seguir en contacto con la familia y amigos y no descuidar los hábitos saludables, como los relativos al sueño, alimentación, higiene y ejercicio físico.